Cuestión de escala
Al final todo se reduce a una cuestión de escala.
El domingo salí a cazar temprano («Cazar para la manada», Sep-2012). Según el ticket del estacionamiento llegué al Jumbo de Palermo a las 08:17. Detesto ir al supermercado pero tengo que ir, y prefiero hacerlo los domingos bien temprano, cuando casi todo el mundo duerme y el coto de caza está enteramente a mi disposición.
Con un estacionamiento virtualmente desierto, dejé el auto en el primer lugar, el más cercano a la entrada. Caminé los quince o veinte metros que me separaban de la puerta cuando sentí el golpe. El Toyota Corolla color gris plata estacionado al lado acababa de chocar mi auto mientras intentaba salir marcha atrás. Un evidente error de cálculo que dejó su rastro en la humanidad de mi autito. (más…)


Jamás se me borrará de la cabeza la imagen de esos chicos con la frente pegada al vidrio atragantándose con el reflejo del sol sobre el Río de la Plata.
El anuncio reciente del gobierno nacional de extender a los monotributistas el beneficio de la 
Más o menos por la misma época en la que yo empezaba mi relación con la literatura (recortando durante la siesta las páginas de la colección de revistas Selecciones de mi abuela), llegaban a mis manos las primeras adicciones. Era el año 1968 y mientras el mundo de los grandes se concentraba en los preparativos de lo que sería la hazaña de Neil Armstrong en julio del año siguiente, nuestro mundo llegaba a su cenit en los recreos de segundo grado. Esperábamos el sonido de la campana con la mano en el bolsillo del guardapolvo, tanteando el «toquito» de figuritas repetidas que habíamos seleccionado para cambiar.
Treinta y seis horas después de haber salido de Buenos Aires llegué al Aeropuerto Internacional de Narita para enfrentarme al que sería el primer agosto estival de mi vida. El sol del mediodía reducía las sombras a su mínima expresión y los sombreros y sombrillas eran un accesorio corriente en la calle. El impacto cultural fue tan grande que por un momento me hIzo olvidar las quejas de mi cuerpo por las 12 horas de diferencia con Argentina.