Lecturas subterráneas 7
Mientras bajamos por la escalera le pongo una mano sobre el hombro. Lo noto ansioso. Despacio, apoyando ambos el mismo pie en el mismo escalón al mismo tiempo, nos adentramos en ese mundo húmedo y penumbroso. Los sonidos se mezclan en la transición hasta convertirse en puros chirridos metálicos y voces guturales. Llegamos a los molinetes y su sorpresa no es poca al ver que solo apoyo una tarjeta para pasar al andén. (más…)