La hamburguesa de la discordia
Jamás se me borrará de la cabeza la imagen de esos chicos con la frente pegada al vidrio atragantándose con el reflejo del sol sobre el Río de la Plata.
Los acompañé. Juntos atravesamos los molinetes y entramos en un moderno ascensor que tenía una pantalla con las noticias del día. Para muchos de ellos era la primera vez en un ascensor. Algunos hacían bromas conmigo como una forma de naturalizar el momento. Recuerdo a una de las chicas agarrándose la panza por la sensación que le produjo el ascensor al arrancar. No me avergüenza confesar que yo estaba más feliz que ellos; después de haber compartido durante cuatro meses una experiencia que nos marcó a todos, podía percibir en cada uno una mirada distinta. Una mirada de satisfacción y de esperanza. Sí, dentro de ese ascensor, durante el trayecto al piso 17, me sentí feliz. (más…)