Vitel toné
El bar «El Cairo» tiene eso. La gente llega, se sienta y conversa como si el resto no existiera. Más aún, conversa como si el resto de las mesas estuviera ocupado por gente conocida. Lo más probable es que no lo sea, que solo se conozcan las caras a fuerza de hábito. Y entonces pasan cosas como que un señor (cuya cara me resulta familiar pero que no conozco) se siente en la mesa de al lado, me salude con un «hola» y me pida que le enchufe el cable de la notebook. Porque, como cada vez que vengo, estoy sentado en la última mesa contra el ventanal sobre la calle Sarmiento, donde están los enchufes. (más…)