Cuando recibí la invitación de Ópera Prima presentí que valía la pena aceptar. Y lo hice. Afortunadamente. Para empezar, el entorno no podía ser mejor. El Museo Metropolitano —en el imponente Palacio Anchorena— fue el lugar elegido para la presentación de Guerra interna, precisamente la ópera prima de Juan Carlos Lynch.
Con más gente que sillas, el salón se sumió en un silencio absoluto cuando la escritora Adriana Romano abrió la presentación con la impecable lectura de uno de los cuentos que integran la obra de Lynch. Mientras tanto, Álvaro Vargas Llosa, Jorge Asís y Mario Mactas esperaban el momento para, a su turno, dar una clase de literatura en frasco chico.
No voy a gastar ni un solo golpe de tecla en reproducir los comentarios que hicieron los presentadores sobre el contenido del libro. Si alquien quiere saber de qué se trata, que lo compre y lo lea. Solo puedo adelantar que, por lo que leí hasta ahora, definitivamente vale la pena.
Sí quiero derrochar golpes de teclas para referirme a los tres invitados de lujo que (¿cómo logró eso?) presentaron el libro. Álvaro Vargas Llosa no necesitó caer en la tentación de vincular su apellido al medio literario para manifestar su asombro primero y su beneplácito después por lo que llamó la actividad oculta de Juan Carlos Lynch.
Jorge Asís, por su parte, se valió de todo su oficio para cautivar al auditorio con sus apreciaciones. Luego de anunciar y poner sobre la mesa un machete que después ignoró, se explayó acerca de los tres o cuatro cuentos que, a su criterio, conformaban la… perdón, dije que no iba a hablar del libro y no lo voy a hacer. Sí creo importante mencionar su visión de la elección de Lynch. «La literatura no es para turistas», comenzó diciendo. «Ahora que estás adentro, ya no salís más. Escribas o no, ya sos escritor». Quizás porque se acercaba la hora de la cena, me quedó muy grabada su poética comparación entre el cuento y la novela, asociándolos a una porción de pizza y la pizza entera respectivamente. Definición que, por otra parte, dijo no compartir. Terminó su intervención con una frase dirigida a Lynch que se pareció mucho a un derechazo en la boca del estómago: «Si tenés fuego en el pecho, bancate las quemaduras».
Mario Mactas escribió la contratapa de Guerra interna. Comienza con una frase de Hemingway: Las novelas se ganan por puntos y los cuentos por knock out. Sin lugar a dudas, para Mactas estos cuentos golpean duro. Pero aumentando la apuesta arriesga un futuro de novela. Quiero decir, la relación de los personajes a través de los cuentos, la continuidad de algunas situaciones en forma casi transversal a lo largo del libro, el mensaje subyacente en una forma de escritura despojada, minimalista, clara, hacen suponer que, en el futuro, una novela de Juan Carlos Lynch ocupará un lugar en el mundo literario.