El presente en viaje
Cerró. No sé cómo, pero cerró. Tengo que confesar que al ver la cantidad de bolsas, bolsos y valijas que teníamos que llevar dudé, pero para mí es un desafío meter todo en el baúl. No quiero llevar dentro del auto objetos sueltos que ante una frenada brusca se conviertan en proyectiles. ¿Todos tienen puesto el cinturón de seguridad? Listo, partimos. (más…)
Empezó el calor y se hace sentir. Se dice que en la época estival hay que usar ropa de colores claros. De todos modos, no está para usar camisa de manga larga, y mucho menos con los brazos cruzados sobre el pecho y las puntas de las mangas atadas a la espalda.
La puerta se abre como respuesta a dos toc toc breves. Grande es mi sorpresa cuando veo que quien la abre no es mi psiquiatra, sino un hombre joven con guardapolvo blanco. Apenas se cierra la puerta tras de mí, veo a mi psiquiatra salir rápidamente a mi encuentro caminando de un modo que me recuerda graciosamente a un pingüino. Ya frente a mí, hace un intento infructuoso por darme la mano. “Linda camisa”, le digo como para disimular el mal momento. Hace con la cabeza un claro gesto para que lo siga y camina en dirección a su consultorio. Lo sigo de cerca, contando mentalmente la cantidad de hebillas que se disponen en forma vertical en su espalda.
La corriente de aire tibio en la cara le dio la certeza de estar en territorio conocido. Sabía perfectamente que esa columna invisible que se desplazaba de izquierda a derecha era empujada por la formación como el émbolo empuja el contenido de la jeringa. También sabía que solo él sabía que en cuestión de segundos aparecería por el túnel el primer vagón arrastrando tras de sí a cientos de pasajeros comprimidos.
Toc, toc. La puerta se abre y mi psiquiatra me franquea el paso. Su consultorio me resulta desconocido; es el mismo, sí, pero distinto. Me pregunta si estoy mejor y yo, sin mirarlo, repregunto: ¿mejor que qué? Mejor que la última vez, me dice. Su consultorio está distinto. Está ordenado. Todo está ordenado. Los papeles sobre su escritorio se acomodan de manera simétrica y equidistante.