El ágora de Claudia Piñeiro
Noviembre ha sido un mes curioso. Y no por las cosas que pasan —y me pasan— todos los noviembres, sino por las otras. Esas cosas que quedan guardadas en algún cajoncito de la mollera, y que después me producen satisfacción cada vez que las recuerdo (más…)
El 27 de septiembre de 1986 yo estaba en la estación terminal de ómnibus de Rosario. Me recuerdo sentado en un asiento junto a la ventanilla, esperando los primeros movimientos del colectivo; el inicio de mi nueva vida en la Patagonia. A través del vidrio, de pie en la plataforma de salida, la que sería meses después mi esposa me sostenía la mirada con los ojos enrojecidos.
Como ocurre casi siempre que tengo ganas de hacer otra cosa, mi mujer necesita que vaya al supermercado a buscar «unas poquitas cosas». Con dedicación, Agus escribe la lista que su madre dicta a viva voz desde la cocina.
Cuando recibí la invitación de Ópera Prima presentí que valía la pena aceptar. Y lo hice. Afortunadamente. Para empezar, el entorno no podía ser mejor. El Museo Metropolitano —en el imponente Palacio Anchorena— fue el lugar elegido para la presentación de Guerra interna, precisamente la ópera prima de Juan Carlos Lynch.
Revisando esta tarde mi Twitter caí en la cuenta de que hoy, 10 de octubre de 2010, es un día binario. Efectivamente, el 10 del 10 del 10 puede representarse como 101010, una combinación de ceros y unos, un número binario. Con independencia de lo divertida que pudiera resultar esta circunstancia, despertó mi curiosidad la posibilidad de encontrarme ante un hecho no fortuito; una suerte de profecía latente durante más de dos milenios. Veamos lo que descubrí.