Frankfurt, opacada.

 

Feria del libroEs sabido que este año, en lo que a literatura se refiere, nuestro país tendrá su minuto de gloria como invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt. Sabido es también que la industria editorial argentina vestirá sus mejoras galas para seducir al mundo literario. Pero los que tienen que saber no saben que hoy, 27 de septiembre de 2010, sucedió algo que dejó a Frankfurt muy lejos de ser lo que pretende ser.

—¿Vas a poder ir?

—No me lo perdería por nada del mundo.

Esta mañana salimos con el tiempo justo. Agustina caminaba de la mano de su mamá y yo iba dos pasos más atrás. Sin dejar de mirarlas recordaba el «abrazo de oso» que me dio Agus cuando le confirmé que me quedaría en el colegio, «de ocho quince a nueve», como me había dicho recitando el horario de memoria.

Apenas llegamos fuimos a la biblioteca, y un cartel en la entrada nos anunció con mucho colorido que nos aprestábamos a ingresar a la ¡Feria del Libro de 1° Grado!

Hecha la introducción de rigor por parte de los docentes, llegó el turno de los renacuajos de escritores que nos rodearon rápidamente para llevarnos a conocer las diferentes obras literarias en exposición. Títulos de la talla de La jirafa y los animales, El león malo y loco gritón o Las dos hadas fueron presentados por sus autorcitos a todos los asistentes.

Una mención especial se merecen los afiches explicativos de las técnicas aplicadas para la producción literaria, cubriendo aspectos tales como la conformación de tapas y contratapa, un utilísimo repertorio de palabras para usar en los cuentos, y una ingeniosa «lista de principios y finales».

Después de esto, todo lo que puedo decir es que le deseo a la Feria del Libro de Frankfurt un desarrollo decente